Economías ilegales y territorialidad en
Latinoamérica
Por
Fernando Carrión M.
Existe una importante masa monetaria
proveniente de los mercados ilícitos.En
América Latina se calculaba para el año 2002
una participación del 6,3% del PIB
(alrededor de 75 mil millones de dólares).
En un estudio que estamos llevando a cabo
con el patrocinio del IDRC hemos detectado
que la cifra regional debe ser superior a
los 120 mil millones de dólares, una
cantidad similar a los 137 mil millones de
inversión externa que recibió la región en
2013 (CEPAL)
[25.08.2014]-
Actualización
10:30 pm de Cuba
Muy poca
importancia se le ha asignado a los mercados
ilegales dentro de la economía, quizás
debido a la invisibilidad que producen sus
metodologías, indicadores y fuentes, pero
también a las implicaciones morales,
legales, políticas y culturales nacidas en
el marco de la política de la “guerra a las
drogas”.
Lo cierto
es que existe una importante masa monetaria
proveniente de los mercados ilícitos. Los
datos a la mano nos muestran que en 1998
Michel Camdessus (Director del Fondo
Monetario Internacional - FMI) estimó entre
el 2% y el 5% de la economía mundial,
mientras Moisés Naim estableció para el año
2004 un volumen del 10%. Esto significa que
en 6 años se duplicó, lo cual evidencia una
significativa tendencia alcista. Si este
ritmo de crecimiento se mantiene hasta ahora
¿cuál sería en este momento el aporte de los
mercados ilegales a la economía mundial?
En América
Latina se calculaba para el año 2002 una
participación del 6,3% del PIB (alrededor de
75 mil millones de dólares). En un estudio
que estamos llevando a cabo con el
patrocinio del IDRC hemos detectado que la
cifra regional debe ser superior a los 120
mil millones de dólares, una cantidad
similar a los 137 mil millones de inversión
externa que recibió la región en 2013
(CEPAL).
¿Dónde
están estos recursos?
En América
Latina no existen investigaciones que
muestren donde se encuentran estos recursos;
sin embargo, si seguimos los estudios de
Forgione en Italia (2009), podemos afirmar
que entre el 40% y el 50% sirven para
reproducir el ilícito y dinamizar este
segmento del mercado (corrupción,
tecnología, armas, sueldos, sicariato); y
entre el 60% y el 50% para ser blanqueado en
la economía legal.
La
economía se dinamiza con el dinero destinado
a reproducir el ilícito y con el que se
invierte en los mercados legales menos
regulados, con rápida liquidez y son
funcionales a la reproducción de los
ilícitos. Los enlaces con las áreas formales
de la economía son evidentes, tanto que los
límites entre los mercados legales y los
ilegales son imperceptibles.
Los
sectores de la economía donde tienden a
ubicarse estos capitales son muy variados,
según la sociedad que se trate, aunque la
mayoría de ellos son de base urbana. Por
ejemplo, el sector inmobiliario es una
actividad económica donde tiene mucha
incidencia; en la actualidad en las ciudades
más grandes de América Latina hay un
crecimiento del sector que tiende a ser
explicado como si existiera una burbuja, una
sobre oferta o un boom inmobiliario. El
sector comercial, automotor y de turismo son
otros sectores atractivos para el lavado de
activos provenientes de las economías
ilegales.
En la
sociedad se desarrollan nuevas culturas
vinculadas a la ganancia rápida y fácil, a
las nuevas formas de consumo, a los
contenidos de las narco novelas y de la
música (narcocorridos) y, también, a la
nueva capacidad de generación de empleo y de
entrega de beneficios –que son buenos
amortiguadores sociales– para contar con
grupos de apoyo para sus fechorías.
La
reproducción de los ilícitos requiere de
recursos económicos que financien el control
de los territorios estratégicos, como son
los lugares de producción o de traslado de
narcóticos; así como también el
financiamiento del mantenimiento de las
fuerzas militares irregulares.
Adicionalmente, la ilegalidad necesita
dinero para enquistarse en las estructuras
estatales de tal manera de hacerlas
permisivas al delito mediante las
modalidades de “plata” (corrupción), “plomo”
(intimidación) y “democracia” (elecciones),
con lo cual las políticas pierden eficacia y
las instituciones se deslegitiman. De esta
forma las instituciones estatales son
minadas por la corrupción y por la creación
de estructuras paralelas al poder
constituido conduciendo, por un lado, a su
debilitamiento para el control de estas
actividades y, por otro lado, a la expresión
de “Estado fallido”, que no es otra cosa que
la “certificación” propia de la política de
“guerra a las drogas”.
Los
territorios se modifican
La
producción social del espacio se transforma
profundamente, según la nueva lógica de las
economías legales e ilegales. En palabras de
Sassen (1999): “los cambios en la geografía
y en la composición de la economía global
produjeron una compleja dualidad: una
organización de la actividad económica
espacialmente dispersa, pero a la vez
globalmente integrada”.
Esta
economía se sustenta en la descomposición
mundial de los procesos productivos, no solo
en el territorio (espacios dispersos) sino
también en las fases del proceso general.
Los lugares de excepción son parte de un
sistema organizacional compuesto por redes y
nodos, que son articulados a nivel mundial
por un comando central tipo holding (cártel
de Sinaloa, N´drangueta). Esta estructura
tiene una cualidad única: cuando las partes
son atacadas el todo no se contamina ni se
afecta, porque en los lugares dispersos
actúan la tercerización y la franquicia,
mientras en el contexto global lo hace el
holding. De esta manera se cuenta con una
estructura eficiente en lo administrativo e
inmune frente a las acciones del sistema
penal, porque la tercerización o la
franquicia operan como válvulas o fusibles
que saltan al momento de un embate policial.
Cuando la policía desarticula una banda o
una organización criminal, el propio holding
lo reemplaza inmediatamente con otro grupo o
con fracciones del mismo, gracias a su alta
flexibilidad.
Obviamente
esta estructura tiene su contraparteen la
territorialidad, que se expresa en tres
lugares estratégicos: primero, las
fronteras, que son el espacio donde las
economías ilegales tienen un nivel de
crecimiento asombroso, donde las tasas de
homicidios son más altas que los promedios
nacionales y donde existe una
atracción-proyección desde-hacia el mundo
(plataformas o hub).
A partir
de principios de este siglo, las regiones
fronterizas se convierten en espacios
estratégicos de los mercados ilegales más
rentables: narcóticos, armas, trata de
personas, precursores químicos y
contrabando. Desde este momento, las
fronteras se convierten en "sistemas
globales" que cumplen funciones similares a
las de un nodo de integración por donde
ingresan y salen –en tiempo real– productos
(narcóticos), insumos (precursores químicos)
o servicios (salud, santuario) que
vienen/van, desde/hacia distintos lugares
del planeta.
En segundo
lugar están las ciudades, que son lugares
preferidos para la nueva economía, en tanto
son proclives a los negocios, producen
riqueza, atraen inversión externa,
concentran alta densidad de infraestructuras
y servicios, son espacios de innovación y
tienen una masa de consumidores concentrada.
La vinculación de las economías ilegales con
las legales encuentra en las ciudades el
escenario perfecto, tal como se puede
observar en los sectores inmobiliario o
comercial que sirven para el lavado: pero
también las ilegales se expresan
directamente en el jogo de bicho en Brasil
para el micro tráfico de drogas, las
oficinas de cobro en Colombia para la venta
de servicios de ajustes de cuentas o los
múltiples mercados de venta de productos
robados en la mayoría de las ciudades de la
región. Por eso, en mercados como los que
hemos visto, con alta presencia de
ilegalidad, no es nada difícil que estos
dineros formen parte de la economía urbana.
También se
debe destacar que las ciudades de frontera
se convierten en nodos estructuradores de
las regiones transfronterizas; tanto porque
los mercados y los delitos conexos tienden a
concentrarse en ellas, como porque asumen la
función de plataformas universales.
Y en
tercer lugar, los paraísos fiscales que son
el gran espacio donde los mercados ilegales
y legales se encuentran, gracias al
predominio de la lógica offshore
(extraterritorialidad) que fortalece los
beneficios y los servicios prestados por los
paraísos fiscales. La OCDE estima en 7
billones de dólares el monto de dinero que
mueven los 74 paraísos fiscales, de los
cuales 1.6 billones proceden de los mercados
ilegales.
- Fernando
Carrión M. es académico del Departamento de
Estudios Políticos de FLACSO Ecuador.
Referencias: - Forgione, Francesco (2010):
Mafia export, Ed. Anagrama, Barcelona. -
Sassen, Saskia (1999): La ciudad global, Ed.
EUDEBA, Buenos Aires.
*
Este texto es parte de la Revista América
Latina en Movimiento, No., 497 de julio de
2014, que trata sobre el tema de "La
cuestión urbana hoy: Entre el mercado total
y el buen vivir " -http://www.alainet.org/publica/497.phtml
http://alainet.org/active/76167