Encuentro de Fidel con los Cinco
Por Fidel Castro Ruz
El pasado 28 de febrero el líder
cubano recibió a los Cinco
antiterroristas e intercambiaron
sobre la injusticia de tantos
años
[05.03.2015]-
Actualización
11:00 pm de Cuba
Los
recibí el sábado 28 de febrero,
73 días después que pisaron
tierra cubana. Tres de ellos
habían consumido 15 largos años
de su más plena juventud al
respirar el aire húmedo,
maloliente y repugnante de los
sótanos de una prisión yanki,
después de ser condenados por
jueces venales. Otros dos, que
igualmente trataban de impedir
los planes criminales del
imperio contra su Patria, fueron
condenados también a varios años
de prisión brutal.
Los propios organismos de
investigación, ajenos por
completo al más elemental
sentido de la justicia,
participaron en la inhumana
cacería.
La inteligencia cubana no
necesitaba en absoluto seguir
los movimientos de un solo
equipo militar de Estados
Unidos, porque esta podía
observar desde el espacio todo
lo que se movía sobre nuestro
planeta a través de la Base de
Exploración Radioelectrónica
“Lourdes”, al sur de la capital
de Cuba. Este centro era capaz
de detectar cualquier objeto que
se moviera a miles de millas de
nuestro país.
Los Cinco Héroes
antiterroristas, que nunca
hicieron daño alguno a Estados
Unidos, trataban de prevenir e
impedir los actos terroristas
contra nuestro pueblo,
organizados por los órganos de
inteligencia norteamericanos que
la opinión mundial sobradamente
conoce.
Ninguno de los Cinco Héroes
realizó sus tareas en busca de
aplausos, premio o gloria.
Recibieron sus honrosos títulos
porque no lo buscaron. Ellos,
sus esposas, sus padres, sus
hijos, sus hermanos, y sus
conciudadanos, tenemos el
legítimo derecho a sentirnos
orgullosos.
En julio de 1953, cuando
atacamos el Moncada, yo tenía 26
años y mucho menos experiencia
que la que ellos demostraron. Si
estaban en Estados Unidos no era
para hacer daño a ese país, o
tomar venganza por los crímenes
que allí se organizaban y
abastecían de explosivos contra
nuestro país. Tratar de
impedirlos era absolutamente
legítimo.
Lo principal a su llegada era
saludar a sus familiares, amigos
y al pueblo, sin descuidar un
minuto la salud y el riguroso
chequeo médico.
Fui feliz durante horas ayer.
Escuché relatos maravillosos de
heroísmo del grupo presidido por
Gerardo y secundado por todos,
incluido el pintor y poeta, al
que conocí mientras construía
una de sus obras en el aeródromo
de Santiago de Cuba. ¿Y las
esposas? ¿Los hijos e hijas?
¿Las hermanas y madres? ¿No los
va a recibir también a ellos?
¡Pues también hay que celebrar
el regreso y la alegría con la
familia!
Ayer, en lo inmediato, quería
intercambiar con los Cinco
Héroes. Durante cinco horas ese
fue el tema. Dispongo desde
ayer, afortunadamente, del
tiempo suficiente para
solicitarles que inviertan una
parte de su inmenso prestigio en
algo que será sumamente útil a
nuestro pueblo.
Fidel Castro Ruz
Marzo 1 de 2015
10 y 12 p.m.