Reflexiones sobre el
impacto medio ambiental
de la producción de
envases de papel en Cuba
Por Ing. Julia
Carmenatti Torres
[12.07.2015]-
Actualización
1:30 pm de Cuba
INTRODUCCIÓN
La situación ambiental
de Cuba no puede dejar
de enmarcarse dentro del
proceso histórico,
económico y social por
el que se ha transitado
y por su vínculo y
efectos producidos sobre
el medio ambiente.
Resulta por tanto, un
deber, el reconocimiento
de sus principales
logros, a lo largo de
los últimos 56 años, así
como las dificultades
que aún subsisten.
La Revolución hereda una
estructura económica
deformada, de base
agropecuaria atrasada,
con un escaso desarrollo
industrial, concentrado
principalmente en la
industria azucarera y un
medio ambiente
negativamente impactado.
(Estrategia Nacional
Ambiental, 2010).
Las profundas
transformaciones
económicas y sociales
logradas por el proceso
revolucionario,
condujeron a cambios
favorables en las
condiciones de vida de
la población y
consecuentemente un
incremento en las
acciones en la
protección y
conservación de los
recursos naturales, los
que son considerados
como patrimonio de todo
el pueblo.
Según asevera la
Estrategia Nacional
Ambiental (2010) el
balance de la actividad
ambiental de la
Revolución en estos 56
años es, francamente
positivo. La
erradicación de la
pobreza extrema y sus
secuelas en términos de
salud y educación, las
mejoras de las
condiciones ambientales
y de la calidad de vida
en un marco de equidad,
el incremento de la
superficie boscosa
nacional, la declaración
de un conjunto de áreas
protegidas y la
propuesta de integración
en un sistema nacional,
el trabajo sistemático
de ordenamiento
territorial y de
evaluación ambiental de
las inversiones
priorizadas, el uso de
las capacidades
científicas en el
diagnóstico y el
desarrollo de
tecnologías para la
solución de muchos
problemas del medio
ambiente, el proceso de
introducción paulatina
de la dimensión
ambiental en el Sistema
Nacional de Educación y
el fortalecimiento
creciente de la gestión
ambiental nacional, son
algunos de los logros
alcanzados.
Paralelo a estos logros
han existido errores y
deficiencias, dados
fundamentalmente por la
insuficiente conciencia,
conocimientos y
educación ambiental, la
carencia de una mayor
exigencia en la gestión,
la limitada introducción
y generalización de los
resultados de la ciencia
y tecnología, la aún
insuficiente
incorporación de la
dimensión ambiental en
las políticas, planes y
programas de desarrollo
y la ausencia de un
sistema jurídico lo
suficientemente
integrador y coherente.
Por otra parte, la
carencia de recursos
materiales y financieros
ha impedido alcanzar
niveles superiores de
protección ambiental, lo
que se ha agudizado en
los últimos años por la
situación económica en
la que se ha visto
inmersa el país, debido
al sostenido e
incrementado bloqueo
económico de Estados
Unidos (Estrategia
Nacional Ambiental,
2010).
Para continuar
perfeccionando el
trabajo ambiental,
además de solucionar los
errores y deficiencias
presentadas hasta la
fecha, resulta
imprescindible
proyectarlo bajo las
nuevas condiciones
económicas que se vienen
operando. La sostenida
recuperación económica
que experimenta el país,
unido a los cambios
institucionales que
tienen lugar,
proporcionan una base
sólida que permite
avanzar con optimismo en
el establecimiento de
una política ambiental
cuyas pautas conducen un
estadio superior en la
protección del medio
ambiente y el uso
racional de los recursos
naturales.
Es necesario entonces,
programar una política
que implique la
sostenibilidad como
premisa para la
protección del medio
ambiente con una
concepción integral de
desarrollo sostenible,
entendido como un
proceso donde las
políticas de desarrollo
económico,
científica-tecnológica,
fiscales, de comercio,
energía, agricultura,
industria, de
preparación del país
para la defensa y otras,
se entrelacen con las
exigencias de la
protección del medio
ambiente y el uso
sostenible de los
recursos naturales, en
un marco de justicia y
equidad social. (Gómez,
1999).
Por tanto, se impone
para Cuba la
incorporación de la
dimensión ambiental en
las políticas, planes,
proyectos, programas y
demás acciones que
realice el organismo, en
correspondencia con el
desarrollo económico y
social sostenible,
cumplir con las
disposiciones y medidas
que deriven de la
política ambiental
nacional y a ese fin,
dictar las disposiciones
que correspondan, dentro
del marco de su
competencia, y controlar
su cumplimiento. Es
importante resaltar que
el Estado cubano realiza
extraordinarios
esfuerzos para revertir
las situaciones
ambientales negativas.
El mundo actual le
plantea nuevos desafíos
a la sociedad: la
globalización, los
cambios tecnológicos,
los fenómenos
medioambientales, la
crisis estructural del
capitalismo generan
escenarios complejos, de
grandes incertidumbres
para la toma de
decisiones estratégicas,
donde un error puede
traer como resultado
consecuencias muy
significativas.
Un objetivo fundamental
de la política
industrial cubana de
nuestros días es “el
fomento de las
exportaciones y la
reducción de los costos,
especialmente, de su
componente importado”.
En este contexto, según
ha sido identificado
recientemente por la
alta dirección del país,
el problema de los
envases constituye un
asunto estratégico, en
el que se han invertido
históricamente sumas
millonarias, ya que es
imposible exportar y
garantizar internamente
la transportación de la
producciones si no se
cuenta con envases
adecuados para
ello(Granma, 2013).
Adicionalmente, es
preciso destacar que el
producto y el envase
conforman una unidad de
marketing sólida y
atractiva. Los avances
productivos e
industriales han
permitido que esta
dualidad rebase el
límite de lo
específicamente técnico
y lo humanamente
agradable. Para
cualquier promotor y
productor el envase no
es solo darle vida y
cuerpo al producto, es
entender el espíritu del
cliente: “envasar no
solo productos, sino
también sueños”. El
envase es indispensable
en la sociedad moderna,
permite que una
diversidad de productos
llegue a las manos del
consumidor intactos, en
condiciones higiénicas
correctas, con
informaciones sobre la
composición del
producto, condiciones de
conservación y
almacenamiento, entre
otros aspectos.
Primo (2008) indicó que
las industrias del papel
y de las artes gráficas
tienen una estrecha
relación con el medio
ambiente tanto en las
actividades que les dan
origen como las que
resultan de las que
producen. Demanda un
grupo importante de
recursos naturales entre
los que están los
árboles (12-17 árboles
por tonelada de papel) y
el agua (100-300 litros
por tonelada de
papel(Martin, 2005).
Las personas tienen un
contacto diario y
frecuente con los
envases, de forma
general,
independientemente del
tipo que se trate, ya
sea en las populares
“jabitas de nylon”, como
en las cajitas o blíster
donde se encuentran los
medicamentos, por citar
solo dos ejemplos. La
información sobre el
impacto medio ambiental
en el proceso productivo
de estos envases, está
más bien dispersa, es
bastante escasa y la
percepción sobre el
impacto ambiental de su
producción, es bastante
baja. Teniendo en cuenta
este antecedente y la
política estatal cubana
en materia de protección
ambiental se propone
como objetivo del
presente trabajo
reflexionar sobre el
impacto medio ambiental
de la producción de
envases en las
condiciones de Cuba.
Principales problemas
ambientales y sus causas
El medio ambiente es el
sistema de factores
abióticos (tierra, aire
y agua), bióticos (flora
y fauna) que conforman
el medio físico y
socioeconómicos (medio
socioeconómico) con los
que interactúa el hombre
en un proceso de
adaptación,
transformación y
utilización del mismo
para satisfacer sus
necesidades en el
proceso histórico
social. En esta
definición puede
incluirse también las
unidades de paisaje, el
medio perceptual y lo
construido por el hombre
(Gómez, 1999).
Para la jerarquización
de los principales
problemas ambientales
del país, se
consideraron como
criterios, la afectación
significativa que los
mismos producen sobre:
- La salud y calidad de
vida de la población
- Actividades económicas
priorizadas
- Extensiones
considerables del
territorio nacional
- Ecosistemas de alta
fragilidad e importancia
económica y social
Con el objetivo de
implementar la dimensión
ambiental en los
procesos productivos,
Cuba se vale de
documentos rectores,
tales como la Ley 81 de
Medio Ambiente,
Estrategia Nacional
Ambiental, la Resolución
139/2009 sobre
Evaluación de Impacto
Ambiental, en los
Lineamientos del VI
Congreso del PCC, entre
otros.
La identificación de los
principales problemas
ambientales del país se
hayan descritos en la
Estrategia Nacional
Ambiental (2010) y su
definición permite
jerarquizar su atención,
dirigiendo hacia ellos
los principales
esfuerzos de la gestión
ambiental, dentro del
universo de problemas
existentes. Sin que su
presentación implique un
orden de prioridad, los
mismos son:
Degradación de los
suelos
Deterioro del
saneamiento y las
condiciones ambientales
en asentamientos
humanos.
Deforestación
Pérdida de diversidad
biológica
Contaminación de las
aguas terrestres y
marinas.
La producción de envases
influye directamente
sobre la deforestación
(por la necesidad de la
pulpa proveniente de los
árboles) y ya como
desechos sobre el
deterioro del
saneamiento y las
condiciones ambientales
en asentamientos humanos
y la contaminación de
las aguas terrestres.
Para enfrentar la
gestión ambiental hay
que considerar la
evaluación de impacto
ambiental. Esta ha sido
definida como el
procedimiento que tiene
por objeto evitar o
mitigar la generación de
efectos ambientales
indeseables, que serían
la consecuencia de
planes, programas y
proyectos de obras o
actividades, mediante la
estimación previa de las
modificaciones del medio
ambiente que traerían
consigo tales obras o
actividades y, según
proceda, la denegación
de la licencia necesaria
para realizarlos o su
concesión bajo ciertas
condiciones. Incluye una
información detallada
sobre el sistema de
monitoreo y control para
asegurar su cumplimiento
y las medidas de
mitigación que deben ser
consideradas (Res.
139/2009 CITMA).
Consecuentemente, la
Licencia Ambiental,
también descrita en el
documento antes citado,
es el documento oficial,
que sin perjuicio de
otras licencias,
permisos y
autorizaciones que de
conformidad con la
legislación vigente
corresponda conceder a
otros órganos y
organismos estatales, es
otorgada por el
Ministerio de Ciencia,
Tecnología y Medio
Ambiente para ejercer el
debido control al efecto
del cumplimiento de lo
establecido en la
legislación ambiental
vigente y que contiene
la autorización que
permite realizar una
obra o actividad.
El estudio de Impacto
Ambiental, a su vez, es
la recopilación y
valoración de informes
sobre las
características físicas,
ecológicas, económicas y
sociales de un área o
región específica, sobre
la base de lo cual se
identifican, ponderan y
valoran los posibles
impactos ambientales de
un programa, obra o
proyecto. También
incluye la propuesta de
medidas correctoras,
preventivas y de
mitigación, así como
planes de monitoreo,
entre otros aspectos. Es
el método que permitirá
conocer los posibles
impactos negativos sobre
un ecosistemas, y
declarar las medidas
manejo para su
mitigación (Res.
139/2009 CITMA).
Para el
perfeccionamiento del
trabajo ambiental,
además de solucionar los
errores y deficiencias
presentadas hasta la
fecha, es necesario
realizar estudios de
impacto ambiental
resulta imprescindible
proyectarlo bajo las
nuevas condiciones
económicas que se vienen
operando. La Evaluación
de Impacto Ambiental se
exige en la Res.
139/2009 CITMA y tiene
el propósito primordial
de proteger el medio
ambiente y, a ese fin,
debe valorar y
proporcionar la
información de los
probables efectos
ambientales a los
encargados de tomar
decisiones, de forma tal
que permita, de ser
necesario, aprobar
condicionadamente o
denegar la ejecución de
un proyecto de obra o
actividad, estableciendo
los procedimientos
adecuados a esos fines,
en atención a lo cual,
tendrá los objetivos
siguientes:
Asegurar que los
problemas potenciales a
ocasionar al medio
ambiente, sean
debidamente previstos e
identificados en una
etapa temprana del
diseño y planificación
del proyecto,
presentando opciones
para la toma de
decisiones; examinar en
qué forma el proyecto
puede causar daños a la
población, a las
comunidades, a otros
proyectos de desarrollo
social y al medio
ambiente en general.
Identificar las medidas
para prevenir, mitigar,
controlar, rehabilitar y
compensar los posibles
impactos negativos y
realzar los posibles
impactos positivos,
según proceda,
estableciendo las vías
para mejorar la
conformación del
proyecto de obra o
actividad.
Propiciar la evaluación
y valoración económica
de los efectos
ambientales previstos y
el costo de su
reducción.
La evaluación de Impacto
Ambiental es exigible en
los casos de:
Los nuevos proyectos de
obras o actividades.
La expansión o
modificación de
proyectos de obras o
actividades existentes
que así lo requieran y
en caso de reanimación
productiva de
actividades actualmente
detenidas que abarcan
los cambios tecnológicos
en procesos ya
existentes, en cuanto al
empleo de materias
primas o fuentes de
energía y, en general,
todo lo que signifique
una variación de tal
naturaleza que pueda
ocasionar un impacto
ambiental.
Las obras o actividades
en curso que aun cuando
no se ajustan a lo
dispuesto en el inciso
anterior, generen un
impacto negativo de
significación.
Para el estudio de
impacto ambiental es
necesario determinar en
qué sistema ambiental se
encuentra el objeto de
análisis, así como un
conjunto de indicadores
que posibiliten el
trabajo.
Molerio (2003) expuso
que la descripción de un
sistema ambiental
consiste en un listado
de los diferentes
indicadores y llama así,
a un grupo selecto de
componentes. En este
sentido, el indicador es
un término que depende
estrictamente del
observador pero, ello no
significa una completa
subjetividad por parte
de éste, ya que muchas
componentes del sistema
se cuantifican en
ciertas unidades
aceptadas
universalmente.
Por ejemplo, existen
normas, estándares y
regulaciones, que
expresan los límites
tolerables o admisibles
de un cierto componente
para el medio o el
hombre. En ciertos
casos, el estándar puede
ser cero, para indicar
que un componente
particular no debe estar
presente, o también
puede ser el valor de un
cierto indicador con el
cual deben compararse
otros valores. Los
índices relacionan el
indicador para un cierto
componente con el
estándar establecido
para él. Expresa, por
tanto, cuán deseable o
no es tal componente
para el hombre y el
medio.
El hombre suele ser el
componente dominante de
muchos sistemas
ambientales. En no pocos
de ellos, originalmente
fue un componente
insignificante. Sin
embargo, ha logrado
penetrar componentes de
las que no formaba parte
y ha extendido su
influencia importando
componentes creadas o
modificadas por él. En
la actualidad, ya sea
por su presencia activa
o por su influencia, el
hombre es parte de la
mayoría de los sistemas
ambientales (Salewski et
al., 1997).
Los sistemas ambientales
se basan, todos, en las
interacciones entre los
componentes físicos y
geológicos. La energía
solar, como energía
importada, reacciona con
las componentes físicas
y geomorfológicas de una
reacción para crear el
clima local y este
reacciona con los
elementos geológicos
para formar los
materiales básicos que
dan lugar al suelo. Por
ello, el clima, la
morfología y la geología
forman el Subsistema
Físico Químico básico.
En conjunción con las
componentes biológicas,
se desarrolla el suelo y
este, con la cubierta
vegetal, desarrolla el
Subsistema Biológico que
incluye, también, las
componentes faunísticas.
Ambos subsistemas se
integran para formar el
Subsistema Ecológico
(Antigüedad et al.,
1997).
Estos mismos autores
refieren que en tiempos
prehistóricos, el hombre
fue uno más entre otros
componentes faunísticos.
Lentamente desarrolló
habilidades que le
permitieron competir con
mayor éxito con otros
elementos de la fauna,
reemplazarlos y,
finalmente, tomar
ventaja de los elementos
productivos del
ecosistema para su
propio beneficio. Eso
fue logrado mediante el
cultivo de plantas
alimenticias y
domesticando ciertas
especies de animales. Al
desarrollar las
prácticas agrícolas, el
hombre encontró
necesario sustituir la
vegetación natural por
las plantas que deseaba
cultivar.
Cuando la producción de
alimentos sobrepasó las
necesidades individuales
y se desarrollaron otras
habilidades, como el
trabajo con los metales
o con la madera y la
construcción se tornó
más especializada, los
alimentos y otros bienes
fueron canjeados o
comercializados. Se
desarrolló así un
sistema económico y
pronto el medio natural
fue objeto de una
manipulación y
explotación por el
hombre, destinada a
producir bienestar en
forma diferente.
Mediante sus nuevas
capacidades y, ante sus
propios ojos, transformó
los subsistemas
ecológicos en
Subsistemas Económicos.
Por ello, la economía es
la integración de todos
los impactos y las
medidas de control del
hombre sobre la
naturaleza (Molerio,
2003).
El incremento de la
población y los hábitos
gregarios del hombre,
creando comunidades cada
vez mayores, lo forzaron
a desarrollar medidas de
control para las
interacciones entre y
dentro de los grupos de
población. Estas medidas
indican el grado de
importancia de la
situación ecológica, así
como la situación
económica. Muestran,
asimismo, el grado e
influencia de las
reacciones de
retroalimentación desde
fuentes sociales o
económicas hacia el
subsistema ecológico (Salewski
et al., 1997).
Finalmente, el sistema
humano, para garantizar
su existencia, requiere
de un sistema espiritual
integrado por muchos
componentes para regular
las acciones,
potenciales y reacciones
de la sociedad y la
naturaleza, integrada en
la cultura mundial. La
cultura, así como los
requerimientos sociales
y las necesidades
económicas, deseos y
demandas son, en la
actualidad, las fuerzas
que gobiernan y
manipulan los
potenciales de
producción de la
componente biológica o
biótica. La explotación
de los recursos no puede
ser ilimitada y, por
ello, no todos los
componentes pueden ser
utilizados en tanto
otros son destruidos o
disminuyen sus
disponibilidades (Molerio,
2003).
Ese mismo autor
significó que estas
limitaciones conducen a
que la manipulación de
las componentes tiene
que ser controladas
dentro de ciertos
límites. Así, se
establecen reglas para
el manejo del entorno
encaminadas, ante todo,
a regular la utilización
de sus componentes.
Tales regulaciones son
las que conducen,
inexorablemente, al
concepto de desarrollo
sustentable, tan en boga
en estos tiempos y es
bueno destacar que tales
regulaciones deben ser
válidas para aquellos
componentes que, se usen
o no, posean un papel
importante dentro del
sistema. Por ello, deben
ser cuantificados
respecto a su utilidad y
en términos de localizar
dónde se produce un
cambio directo o
indirecto en cantidad,
calidad o la dirección
del flujo y, en
cualquier caso, es
imprescindible el
establecimiento de
regulaciones.
El consumo per cápita
anual de envases es
considerado también como
un indicador de
desarrollo, donde se ha
señalado un gran
contraste al comparar el
consumo entre los países
desarrollados como
EE.UU. (400 USD), Europa
(385 USD) Japón (450
USD) en relación con
Brasil (62USD), un país
emergente de gran
extensión territorial.
Los principales
problemas ambientales se
han visto influenciados
por una falta de
conciencia y educación
ambiental en un por
ciento considerable de
la población, que han
traído como consecuencia
en muchas ocasiones, su
agravamiento. El
desarrollo de estos
elementos, que inciden
directamente en la
manera de actuar del ser
humano sobre el medio
ambiente, no ha estado a
la altura de otras obras
colosales llevadas a
cabo por la Revolución,
y de ahí que constituya
un factor esencial de
trabajo a corto y
mediano plazo, para
lograr resultados
positivos en la
implementación de la
política ambiental y una
gestión eficiente. Por
tanto se puede resumir
que en Cuba la
incorporación de la
dimensión ambiental en
las políticas, planes,
proyectos, programas y
demás acciones es un
hecho y la producción de
envases y sus desechos
no es una excepción.
Valoración del
impacto ambiental de la
producción de envases
2.1. Breve reseña de la
producción de envases y
embalajes de papel y
cartón en Cuba
La industria de envases
comenzó a ser reconocida
y diagnosticada como un
sector estratégico para
la sociedad y la
economía, desde mediados
del pasado siglo, ya
entonces representaba un
mercado a escala mundial
de unos 500 billones de
USD, compuesto por unas
100 mil empresas que
generaban más de 5
millones de empleos.
Los envases,
considerados como
fenómeno natural en sus
orígenes, han
experimentado un
desarrollo sostenido a
través de los últimos
dos siglos. Son hoy una
vertiente artificial,
derroche de ingeniería e
ingenio, creados por el
hombre, en respuesta a
la demanda del comercio.
Se ha evolucionado del
clásico Catauro1 a
envases múltiples, que
con diferentes formatos,
impresiones y
superficies trasmiten de
igual modo sensación de
naturalidad y calidez.
Resulta notable la
evolución que ha sufrido
el envase a lo largo de
la historia, aunque
siempre se emplearon
envases para contener y
proteger a los
productos, los actuales
son más sofisticados y
complejos que en
cualquier otro momento
de la historia y en su
concepto están
contemplados los
desempeños de
transportar y distribuir
los productos(Ortiz,
1985).
El empleo de materiales
celulósicos presenta
gran popularidad en
nuestros días, ya que se
hace latente la
preocupación por el
medio ambiente y las
características de estos
materiales los colocan
por encima de otros no
degradables. Los
materiales que
mayoritariamente se
emplean para la
confección de envases
plegables y corrugados
son el papel y los
cartoncillos. Son
conglomerados de fibras
de celulosas dispuestas
irregular pero
fuertemente adheridas
entre si en una
superficie plana. La
celulosa constituye la
materia prima básica
para la fabricación de
estos materiales y su
mayor calidad lo
garantiza el porciento
de fibras primarias o
vírgenes que tenga en su
composición (Nuez,
2010).
La tradición de la
Industria Gráfica Cubana
en la producción de
envases es de más de 100
años, surge con la
necesidad de asegurar la
protección, presentación
y almacenamiento de las
producciones
industriales
fundamentalmente las
tabacaleras.
Aunque el primer
programa económico
aprobado en el I
Congreso del PCC, fue
lanzado en medio de una
profunda crisis
económica, se previó
aumentar la producción
de papel mejorando su
calidad, ampliando sus
capacidades para
producir 60 mil
toneladas de pulpa y 80
mil de papel. Lo que
posibilitó que la
producción de cajas de
cartón corrugado
superara en el
quinquenio 1980-85 la
producción alcanzada en
1975 en un 60%. En ese
periodo, se incrementó
la capacidad al
construirse dos nuevas
plantas para la
producción de 120,0
millones de cajas y la
planta de cartón y
cartulina de Santa cruz
del Norte (Castro,
1985).
Carmenatti (2013)
refiere que a partir de
la década de los 90 el
país, se vio obligado a
prescindir de gran parte
de ellos, lo que provocó
ruptura de la secuencia
de desarrollo de esta
industria, una
importante y grave
afectación a los
productos fabricados y
comercializados dentro y
fuera de Cuba,
fundamentalmente los
vinculados a los
productos alimenticios e
industriales. Mejor
suerte tuvo la industria
tabacalera y médico
farmacéutica donde el
programa biotecnológico
priorizado en el país y
las exigencias para la
manipulación y consumo
de los medicamentos
impuso requerimientos de
estricto cumplimiento
para la exportación, lo
que impidió la pérdida
total de la cultura del
envase.
En gran medida se ha
podido rescatar
institucionalmente la
importancia y necesidad
del envase, no obstante
existen productos en el
mercado que se mantienen
carentes de ellos. A
finales de la década de
los 90 se crearon dos
empresas mixtas, Durero
Caribe y Compacto
Caribe, subordinadas a
la Unión Poligráfica
para la fabricación de
estuches plegables y
cajas de cartón
corrugado
respectivamente, las que
en cierta medida
ayudaron a aliviar la
situación existente.
Existe dispersión en la
producción de un mismo
tipo de envases dentro y
por varios organismos,
se producen como se dijo
con anterioridad envases
de papel y cartón en
entidades del Ministerio
de Energía Minas (MINEM),
del Grupo Empresarial
del Azúcar (AZCUBA), el
Grupo Empresarial de la
FAR (GAE), la Unión
Poligráfica, en este
último caso más de ocho
entidades participan de
estas producciones.
La infraestructura
industrial dedicada a
este tipo de
producciones tiene una
marcada obsolescencia
tecnológica, lo cual
influye negativamente en
los costos de producción
en el nivel de calidad
del producto final,
causa fundamental de la
marcada insatisfacción
de la demanda y que se
importe un volumen
importante en el país.
Expertos coinciden en
que los procesos de
reorganización
desarrollados a finales
de los 90 afectaron
sustancialmente la
producción de envases de
papel y cartón, al
perderse la integralidad
que se había logrado.
Todo esto igualmente
ocurría unido a la
desarticulación del
Centro Nacional de
Envases y Embalajes y un
acelerado proceso de
innovación y
reconversión tecnológica
del sector (Carmenatti,
2013).
Expertos coinciden que
los procesos de
reorganización
desarrollados a finales
de los 90 afectó
sustancialmente la
producción de envases de
papel y cartón,
perdiéndose la
integralidad que se
había logrado
Es importante entonces,
seguir de cerca las
tendencias de evolución
de los envases a escala
mundial y de las
normativas
prevalecientes en los
principales países,
resulta esencial para
evaluar con objetividad
las potencialidades de
su producción en el
país, con la finalidad
de promover la
sustitución de
importaciones y la
exportación a nuevos
mercados, de manera
sostenible. Todo lo que
quedó reflejado en la
Política Económica y
Social del Partido y la
Revolución y sus
lineamientos, aprobados
en el VI Congreso del
Partido.
2.2. Valoración del
impacto ambiental de la
producción de envases de
papel
Aproximadamente el 12 %
de la producción mundial
de madera se destina a
la fabricación de papel.
El material hecho con
fibras vírgenes es
generalmente más blanco
y presenta una
estructura de superficie
más lisa, lo cual lo
hace más funcional para
prestaciones
alimentarías. Los
materiales que presentan
buena composición de
fibras vírgenes
presentan mayor rigidez
con menor peso y por
consiguiente reducen
considerablemente el
peso del envase. Como
las fibras provienen de
la madera son más
consistentes y rígidas (Carmenatti,
2013).
El consumo medio mundial
de papel es de unos 36
kg por habitante al año,
aunque las cantidades
varían según el grado de
desarrollo de los
países. Si se reciclara
la mitad del papel
consumido, se podría
satisfacer el 75% de las
necesidades de fibra
para papel nuevo y así
se evitaría la
destrucción de ocho
millones de hectáreas de
bosque. Además, por cada
tonelada que se recicla
de papel se ahorran
100.000 litros de agua,
se evita el llenado de
3,57 m3 de un vertedero,
se impide la liberación
de 2,5 toneladas de
dióxido de carbono a la
atmósfera, se salvan 17
árboles y se ahorra
suficiente energía para
calentar una casa media
durante seis meses. Se
estima que se recicla a
escala mundial, casi un
tercio del papel
utilizado, aunque hay
países, en los que esa
cifra asciende hasta
casi el 50%, mientras
que en otros, apenas
alcanzan un 2 o un 9%,
respectivamente (Casal,
2009).
Las naciones
industrializadas han
tomado durante años,
diferentes políticas
para tratar con el
impacto ambiental.
Algunos autores plantean
que el impacto ambiental
es tratado de diferentes
formas: ignorando el
problema; diluyendo o
dispersando la
contaminación para que
sus efectos sean menos
perjudiciales o
evidentes; controlando
la contaminación
utilizando tratamiento
“al final del tubo” y
prever la contaminación
y los residuos en la
fuente a través de un
enfoque de Producción
Más Limpia (PML) (Blazej
y Nederes, 1998).
Uno de los impactos
ambientales en la
producción de envases de
papel radica en el
proceso productivos,
aquí están implicado,
sobre todo las materias
primas, procedentes de
árboles talados. No
obstante hay variantes
que pueden aplicarse
para tratar de disminuir
este negativo impacto
sobre la flora
terrestre. Por ejemplo,
los envases de fibras de
madera, bagazo de caña,
pulpa de henequén, paja
de arroz y fécula de
maíz poseen cualidades
que los hacen adecuados
para la producción de
envases, pueden ser
sometidos a bajas y
altas temperaturas;
permiten hasta 11
manipulaciones en
dependencia de la
calidad de las materias
primas con que se
fabriquen, el 100% puede
ser reutilizable y
reciclable hasta 6 o 7
veces sin perder sus
condiciones iníciales.
En los últimos 30 años
son innumerables los
aportes que desde la
Innovación estas dos
industrias han aportado
al medio ambiente; la
industria gráfica con
los procesos digitales
reduce sustancialmente
los consumos de agua y
de papel. El reciclaje
de los envases y la
recuperación de sus
desechos, reducen la
tala de árboles, además
de otros beneficios
colaterales pues un
producto que se ha
envasado adecuadamente
para el transporte,
almacenamiento y venta
está ahorrando energía y
trabajo. Los productos
protegidos por envases y
embalajes evitan su
deterioro, cuando se
elige un cartoncillo que
tiene una buena rigidez
al plegado, se reduce el
peso total del envase.
Esto naturalmente se
traduce en un impacto
menor al medio ambiente.
Silgado (2000) expresó
que comparado con otros
sectores, el impacto
ambiental de la
producción gráfica es
relativamente moderado y
en cada uno de los
procesos es posible
establecer un alto
potencial de
recuperación de materias
primas e insumos
contaminantes. Además,
los principales factores
de riesgo ambiental
están claramente
identificados, por lo
que el establecimiento
de planes de
mejoramiento no resulta
difícil una vez que la
ley o la convicción
llevan a implantarlo,
aspecto que puede y debe
ser puesto en práctica
en Cuba, sobre l base de
los documentos rectores
en materia de medio
ambiente que aquí rigen.
Los problemas
medioambientales en las
industrias deben
resolverse a partir de
la gestión de su
tecnología. Aunque la
situación actual en
ciertas localizaciones
industriales puede
ignorar el marco
ambiental, al analizar
las opciones de PML
(Producción Más Limpia),
hay que tener en cuenta
todos los costos,
presentes y previsibles,
al incluir los que
resultan de la
internalización de
costos ambientales, para
tomar decisiones útiles
a largo plazo, por lo
que las opciones de PML
siempre se someten a un
análisis económico.
Se considera que hay
cuatro formas de
gestionar la tecnología
para enfrentar el
problema ambiental,
referidas en orden
creciente de interés
(Castillo, 2000):
Remedio de los daños
ambientales producidos.
Tratamiento de
contaminantes al final
del proceso.
Aplicación de sistemas
ecológicamente
sostenibles.
Prevención de la
contaminación en el
origen: dentro de este
concepto se puede
incluir los conceptos de
PMLo la valorización de
subproductos.
La PML refleja una
filosofía proactiva,
“anticipar y prevenir”.
La prevención es siempre
mejor que la cura, puede
ser alcanzada de varias
formas, la más
importante es: cambiando
actitudes (Blazej y
Nederes, 1998).
Otro aspecto, de gran
impacto en el medio
ambiente son los envases
cuando son desechados.
La lógica más elemental
indica que un proceso de
recuperación orgánico y
bien estructurado
pudiera ser una simple
solución a este
problema. No obstante en
las condiciones de Cuba,
esto no resulta así.
Resultan bajas las
cifras de recuperación
abajo reflejadas, las
que corresponden a la
Unión Poligráfica,
entidad de mayor
consumidora de papel y
cartón en el país, solo
entre un 7 y 9% del
consumo anual, entregas
muy por debajo de otros
que desempeñan esta
actividad productiva 30
al 50 % . Este es un
aspecto importante que
posee un impacto directo
sobre el medio ambiente,
sobre la base de este
análisis se impone la
necesidad de su mejora
inmediata.
En Cuba una sola
entidad, la Unión de
Empresa de Recuperación
y Materias Primas (UERPM),
tiene la exclusividad
para la recuperación y
el tratamiento de los
desechos, lo cual no
favorece el proceso,
dadas algunas
irregularidades que vale
la pena enunciar (Carmenatti,
2013):
Falta de desempeño en la
gestión comercial de la
UERPM, insuficiente
concertación,
contratación y
organización.
Insuficiente
infraestructura y
carencia de medios
tecnológicos para su
actividad productiva.
Demoras en la evacuación
de los desechos,
ocasionando su
contaminación afectando
su comercialización.
Desventajosas tarifas
para la facturación
$15/ton (moneda
nacional), que impiden a
las empresas
reformulaciones
financieras para
enfrentar los sucesivos
incrementos de precios
de las materias primas,
precios que contrastan
con los de algunas
exportaciones (valores
entre $70/ton y
$200/ton, en moneda
libremente convertible)
Las exportaciones
directas solo se les
permiten a las empresas
mixtas lo que constituye
una barrera en las
negociaciones con los
principales proveedores.
Insuficiente cultura
ambiental en las
industrias y la
población.
Enfoque de esta
actividad solo desde la
perspectiva del desecho
y no de los costos.
En los últimos años se
le ha asignado a un
grupo de Organismos de
la Administración
Central del Estado (OACE)
a partir de las
políticas respecto a las
producciones más limpias
coordinar las entregas
de materias primas.
Por último, vale
subrayar que en los
Lineamientos de la
Política Económica y
Social del Partido y la
Revolución se dedica
especial atención a la
protección del medio
ambiente y su
importancia en la
actualización del modelo
económico cubano, como
fundamento de la
proyección de desarrollo
económico y social y
como garantía del
funcionamiento eficiente
del país. También los
Lineamientos establecen
la prioridad que le
concede el estado cubano
al desarrollo de la
producción de envases y
embalajes por su impacto
en la producción de
bienes, la necesaria
sustitución de
importaciones y el
fomento de fondos
exportables. Tanto la
producción, como la
disposición de sus
desechos son procesos
susceptibles de ser
mejorados desde el punto
de vista tecnológico, de
manera tal que impliquen
un impacto mínimo al
medio ambiente.
CONCLUSIONES
En Cuba la incorporación
de la dimensión
ambiental en las
políticas, planes,
proyectos, programas y
demás acciones es un
hecho. La producción de
envases y sus desechos
no es una excepción.
Es importante seguir de
cerca las tendencias de
evolución de los envases
a escala mundial en los
principales países, para
evaluar con objetividad
las potencialidades de
su producción en el
país, con la finalidad
de promover la
sustitución de
importaciones y la
exportación a nuevos
mercados, de manera
sostenible.
El impacto ambiental de
la producción gráfica es
relativamente moderado y
en cada uno de los
procesos es posible
establecer un alto
potencial de
recuperación de materias
primas e insumos
contaminantes, aspecto
que debe ser puesto en
práctica en Cuba.
Existen diferencias
importantes entre el
consumo y recuperación
de papel y cartón, sobre
la base del ejemplo de
la Unión Poligráfica,
elemento que demanda una
mejora inmediata en el
futuro.
RECOMENDACIONES
Promover una relación
adecuada entre las
empresas productoras y
la de Materias primas a
fin de atender la
recirculación y el
reciclaje de los envases
y reducir el impacto
sobre el medio ambiente
de los desechos que se
generen.
Introducir en el país el
sistema de clasificación
de los desechos para
aceleradamente iniciar
los procesos de
reciclaje de papel y
cartón con conceptos
nuevos, que incorpore a
toda la población e
incluya programas
educacionales en los
diferentes niveles
existentes.
Revisar las relaciones
económica mercantiles
entre las empresas
productoras de envases -
embalajes y de Materia
Prima y proponer
alternativas que
promuevan la
recuperación de desechos
con adecuados mecanismos
financieros.
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