ESTADOS
UNIDOS
Lobo disfrazado de abuelita pero ¿de veras enfermo?
Por Francisco Rodríguez Cruz y Heriberto Rosabal
[05.03.2010]- Actualización 8:40 am de Cuba
Los
vericuetos y tortuosos caminos de la política hegemónica
de los Estados Unidos, para muchos, una estrategia de
dominación imperial, concentraron el debate en uno de
los paneles más reveladores de la penúltima jornada de
sesiones.
Las
"escandalosas continuidades" del gobierno de Obama en
relación con su predecesor George W. Bush fueron
expuestas por Luis Suárez, del Instituto Superior de
Relaciones Internacionales de Cuba, quien fundamentó la
permanencia de los ejes estratégicos principales de la
administración derechista bajo el manto de un liderazgo
de "potencia inteligente" que busca el rescate de la
credibilidad de la nación norteña.
Construida
sobre los pilares de la seguridad, el libre comercio
-que ni es tan libre ni es solo comercial- y del esquema
de la democracia representativa como fórmula para
privilegiar el dominio de las oligarquías, la estrategia
de dominación imperialista tiene expresiones muy
concretas en Norteamérica, Centroamérica, el Caribe y
Suramérica, según demostró el académico cubano.
El
politólogo argentino Atilio Borón alertó sobre el
peligro de confundir la decadencia del imperio con una
actuación más benigna o suave. "Los imperios en declive
suelen ser más peligrosos que en su época de esplendor",
argumentó.
La
agresividad de los Estados Unidos combina con su
posición aún irremplazable en el sistema imperialista
internacional, en lo militar, lo político e incluso lo
económico, como acaba de demostrar la actual crisis,
pero ello no niega la erosión de ese poder, aunque puede
ser un proceso lento.
"El
imperio no caerá si no hay una fuerza que lo haga caer y
el actor para hacerlo no está visible aún", consideró
Borón, quien recordó que el gasto militar de los Estados
Unidos es equivalente al de todos los demás países del
planeta, y su enrolamiento en varios conflictos
militares a la vez los impulsa también a tratar de
asegurar su dominio sobre su patio trasero:
Latinoamérica.
La
reactivación de la IV Flota, la extensión de la red de
bases militares y el hostigamiento a los gobiernos de
izquierda mediante varias fórmulas que van desde el
estímulo a los movimientos secesionistas hasta los
golpes al estilo de Honduras, son algunas de las
expresiones de la continuidad del proyecto imperial en
la era de Obama, donde el objetivo inmediato, de acuerdo
con el intelectual argentino, es derrocar a la
Revolución Bolivariana de Chávez en Venezuela.
Por su
parte, el mexicano John Saxe profundizó en los
entramados del dinero que están detrás de las guerras de
conquista contemporáneas, con el propósito de lograr el
manejo de los recursos naturales en la periferia
capitalista, tales como el petróleo, los minerales, el
agua o la biodiversidad.
Reveló la
existencia de estructuras bajo el eufemístico nombre de
"programas de estabilización y reconstrucción" que
prevén -antes incluso de producirse los conflictos- los
contratos para las grandes transnacionales que
restañarán lo destruido por la guerra.
Las
numerosas intervenciones y preguntas de los
participantes apuntaron otras aristas del fenómeno,
entre ellas el peligro del retorno del
neoconservadurismo en los Estados Unidos, el papel que
pueden desempeñar los movimientos sociales en la
precipitación del actual sistema imperialista, el
esclarecimiento de los pretextos más socorridos para
agredir a Venezuela y la posibilidad real de una
ralentización del proceso integracionista en el
continente si se cumplen los pronósticos de un retorno
de los gobiernos de derecha.
"Otro
mundo también muy peligroso es posible", sintetizó un
delegado, ante lo cual uno de los panelistas razonó que
es evidente el nerviosismo de los Estados Unidos debido
a la aparición en la ecuación de poder de nuevos actores
entre las fuerzas populares y los estados, así como por
su relativa pérdida de control de determinadas
situaciones, situación que conforma un escenario tenso,
pues "el uso de la fuerza militar es una expresión de la
debilidad de los imperios".
SOCIALISMO, LA ALTERNATIVA
En el
panel siguiente -La disputa por la hegemonía: hacia la
afirmación o confrontación del capitalismo-, el profesor
Julio Gambina, de la Universidad de Rosario, Argentina,
observó la existencia de distintos diagnósticos y
propuestas de salida ante la crisis, fundamentalmente
productivos y neodesarrollistas, de un lado, y
anticapitalistas y a favor del socialismo, del otro.
Declarándose a favor de esta última alternativa, dijo
que también, para enrumbarla, le conviene el debate, la
crítica, en aras de construir un discurso y una
subjetividad propios, que permitan implementarla en
medio de esta crisis mundial del capitalismo
contemporáneo, cuyo epicentro es Estados Unidos, cosa de
la que hay que hacer conciencia.
Hoy se ha
reinstalado la potencialidad de la discusión entre un
sistema y otro, y es momento de construir esa
alternativa socialista, dentro de lo que constituye una
batalla de ideas, advirtió, señalando como evidencia de
ello el surgimiento de los conceptos "Socialismo del
siglo XXI", de Hugo Chávez, o "Comunitario", en la
Bolivia de Evo Morales.
El
neokeynesianismo es atractivo para muchos, pensando en
los estados de bienestar que una vez fueron, pero, ¿es
posible construir un capitalismo nacional autónomo, en
estos tiempos de transnacionalización?, comentó Gambina
y añadió: el neodesarrollismo hoy no es posible.
La crisis
es una gran oportunidad para los que piensan de esta
manera, pero también para las clases dominantes que la
utilizan como chantaje para nuevos ajustes enfilados a
perpetuarse, con más explotación. El capitalismo en
crisis está siendo pensado para ese relanzamiento y
tenemos que pensar la salida desde el socialismo,
resumió. |